PLIEGO NACIONAL DE
PETICIONES AGROPECUARIAS Y POPULARES
PARO NACIONAL
AGRARIO Y POPULAR - 19 DE AGOSTO DE 2013
Las organizaciones agrarias y populares en la búsqueda de la Reforma
Agraria Estructural con perspectiva territorial e intercultural que contribuya
a la soberanía nacional en el marco de una Paz con Justicia Social, se han
abierto paso mediante la movilización, la reivindicación y la búsqueda de una solución política al
Conflicto social y armado que por décadas han violentado el derecho a la vida,
al territorio y a la tierra.
La Constitución Política de Colombia alega como derecho fundamental
que, ante la ley, todos somos iguales. Sin distinción alguna, todos los
colombianos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones. Sin embargo,
a pesar de estar en la Constitución, este enunciado no se cumple en la
realidad. Campesinos, Indígenas, Afrocolombianos y pobladores urbanos hemos
vivido en la injusticia y la desigualdad; la marginación económica y política
ha sido constante: se nos criminaliza y persigue.
Somos colombianos
que hemos buscado por distintos mecanismos acceder a políticas públicas que
favorezcan nuestra situación social, para saldar la deuda histórica que el
Estado colombiano tiene con el mundo rural. No hemos pedido imposibles, solo
pedimos que se nos garanticen los derechos humanos. Con nuestra lucha y organización hemos logrado
establecer reivindicaciones en leyes y decretos, que a la luz de la realidad son
letra muerta, en algunos casos so pretexto del déficit presupuestal a pesar que
cada año los gremios económicos hablan
de abundantes ganancias que no se reflejan en nuestros ingresos ni en el
mejoramiento de nuestra calidad de vida. Adicional a ello, se ha aplicado todo
un paquete legislativo y normativo en materia de producción agropecuaria,
minera, energética, vivienda y de servicios públicos que va en contra de los
intereses del pueblo y favorecen los intereses del capital nacional e
internacional.
El índice de
Necesidades Básicas Insatisfecha (NBI) según DANE (2005), indicador que refleja
el nivel de pobreza y miseria en las poblaciones urbanas y rurales, evidencia que en
los municipios de alta ruralidad persisten amplias diferencias en las
condiciones de las viviendas, en el
acceso y disponibilidad de servicios públicos, en la baja escolaridad y en las
escasas posibilidades de generación de ingresos y empleo dignos y permanentes, pese a ello no ha
existido una política por parte del Estado que resuelva esta situación; por el
contrario, el abandono estatal y la violencia contra los pobladores del campo
son cada vez mayores, como lo señala el Informe de Desarrollo Humano del PNUD (2011)
la tercera parte de la población rural
vive en pobreza extrema (Pág. 63). Este mismo informe plantea, según el Índice
de Ruralidad (IR), que el 75,5% de los municipios colombianos son rurales, en
ellos vive el 31,6% de la población; un porcentaje mucho mayor que el
reconocido por el DANE. Este porcentaje del mundo rural representa el 94,4% del
territorio que ha estado históricamente excluida del ejercicio del poder y de
la toma decisiones.
No existe un
estudio que pueda ubicar en términos presupuestales a cuanto asciende la deuda
social que hoy se tiene con el campo, sin embargo, en nuestra realidad, la
deuda social se refleja en el despojo, la no adjudicación y dotación de
tierras, en el desconocimiento territorial, en la carente política para
fortalecer la producción agropecuaria, en la política minera a favor de
multinacionales y en contra de comunidades, y mineros pequeños y artesanales, y
la ausencia estatal en cuanto programas de inversión social en educación,
salud, vivienda, infraestructura vial y servicios públicos se refiere.
Ante el tamaño de
la crisis social, el gobierno nacional no ha tomado cartas en el asunto para enfrentar
estructuralmente los problemas. Por el contrario, ha aplicado una paupérrima política
social que se ha enfocado a solucionar con paños de agua tibia la aguda
desigualdad e injusticia social: El artículo 65 de la Constitución Política de
Colombia de 1991 define “La producción de alimentos gozará de la especial
protección del Estado”. Sin embargo, la política agraria no ha resuelto la
situación de inseguridad alimentaria, desnutrición y hambre de los pobladores
del sector urbano y rural: el 58,3% de los hogares rurales se encuentran en
algún grado de inseguridad alimentaria, el 20% de los niños menores de cinco
años en situación de desnutrición crónica y el 1,3% en situación de
desnutrición aguda. Estas cifras muestran una deficiencia en acceso, consumo y
disponibilidad de alimentos que se ha prolongado por décadas en las poblaciones
rurales y urbanas.
Ante las
injusticias vividas, hemos enviado cartas, sostenido reuniones, audiencias,
hemos hecho uso del derecho legítimo a la protesta llegando a acuerdos con
distintos gobiernos municipales, departamentales, e incluso con el gobierno
nacional, para dar solución a los problemas que se generan y viven en la
ruralidad, y que afectan al conjunto de la sociedad colombiana. Cada uno de
estos acuerdos ha sido incumplido de manera sistemática por el Estado y sus
diferentes instituciones.
Frente a este
panorama, se requiere una política pública agraria coherente con las
necesidades del pueblo colombiano, la cual debe ser construida, con la
participación directa y decisiva del movimiento agrario y popular; una política
pública que dignifique la calidad de vida de la población campesina, urbana,
afrocolombiana e indígena, que reconozca la significativa participación que hoy
día tiene la economía campesina y
ancestral como un renglón estratégico de la economía nacional y la fortalezca.
La inversión
social en seguridad social, educación, salud, infraestructura es fundamental
para garantizar los derechos humanos que tenemos las comunidades rurales. Debe
ser capaz de atender las demandas sociales, y que requiere la participación del
Presupuesto General de la Nación y del Sistema General de Regalías y en
especial de las carteras de Salud, Educación, Hacienda, Vivienda, Agricultura,
Minas y Energía; y de instituciones estatales como el INCODER, el Instituto
Nacional de vías, Transporte, Fondo Nacional de Vivienda, Agencia Nacional para
la Superación de la Pobreza Extrema, ICBF y Fondo de Adaptación, en una acción
coordinada para enfrentar de manera integral los problemas que aquejan los
pobladores rurales y urbanos.
Amparados en la
legitimidad de nuestro derecho a la protesta, exigimos al gobierno el cumplimiento
de 6 obligaciones políticas y legales básicas:
1.
Exigimos la implementación de medidas y acciones
frente a la crisis de la producción agropecuaria.
2.
Exigimos acceso a la propiedad de la tierra.
3.
Exigimos reconocimiento a la territorialidad
campesina.
4.
Exigimos la participación efectiva de las
comunidades y los mineros pequeños y tradicionales en la formulación y desarrollo
de la política minera.
5.
Exigimos se adopten medidas y se cumplan las
garantías reales para el ejercicio de los derechos políticos de la población
rural.
6.
Exigimos inversión social en la población rural y
urbana en educación, salud, vivienda, servicios públicos y vías.
Las organizaciones
y comunidades agrarias y populares presentamos ante el Presidente Juan Manuel
Santos como jefe de Estado nuestras demandas sociales, económicas y políticas,
buscando que mediante el dialogo encontremos la mejor manera de resolver el
conflicto económico, político y social que vivimos. De parte nuestra ya están
los voceros nacionales para iniciar el dialogo y conformar la Mesa de Interlocución y Acuerdo Agropecuario
y Popular, escenario que proponemos como la instancia para abordar el
pliego de peticiones y llegar a acuerdos.
Anunciamos al país
que nos sumamos a la realización al Paro Nacional Agrario para el 19 de Agosto,
teniendo en cuenta los antecedentes de incumplimiento y abandono por parte del
Estado. Ponemos a consideración este pliego general a sectores sociales y
populares, para que en unidad, organización y movilización, en una voz potente
le exijamos al gobierno que cumpla con lo que nos pertenece.
1.
EXIGIMOS IMPLEMENTACIÓN DE MEDIDAS Y ACCIONES FRENTE A LA CRISIS DE LA
PRODUCCIÓN AGROPECUARIA
1.1
Exigimos que el Estado fije precios de sustentación para
la producción campesina, de manera independiente al comportamiento de los
precios en el mercado nacional e internacional, con los cuales garantizar una
remuneración efectiva a los productores, así como precios accesibles para los
consumidores. Para tal fin, se deberá implementar un fondo nacional de
compensación que cubra las diferencias existentes entre los costos de
producción y el precio de venta de los productos, acompañado de la garantía de
compra de cosechas por parte del Estado para pequeños y medianos productores
agropecuarios, asegurando el acceso a los mercados en las ciudades.
1.2. Reducción de los
precios de los combustibles y peajes, concertando nuevas tarifas con
transportadores y productores agropecuarios.
1.3. Control de los precios de fertilizantes, insecticidas, abonos y demás
insumos agropecuarios. De igual forma, promoción efectiva de la producción
limpia y agroecológica.
1.4. Exigimos la
derogatoria de la política antidroga y solicitamos acordar una política de
sustitución gradual y concertada de cultivos de coca, marihuana y amapola, así
como el fin de las fumigaciones y de la erradicación manual.
1.5. Derogatoria de la
normatividad que afecta la producción, transformación y comercialización agropecuaria
de pequeños y medianos campesinos, incluyendo lo relativo a la despensa y
manejo de semillas ancestrales y tradicionales y los encadenamientos
productivos para el sector. Concertación de legislación para la promoción de la
producción agropecuaria de pequeña y mediana escala, creando un fondo nacional
para su financiación y garantías
efectivas para el acceso a los mercados.
1.6. Frenar las
importaciones de alimentos y productos agropecuarios, particularmente de café,
cacao, arroz, papa, leche y productos lácteos. Suspender y revisar, en conjunto
con las organizaciones de pequeños y medianos productores, los Tratados de
Libre Comercio con Estados Unidos, la Unión Europea, Corea y demás países.
1.7. Condonación total
de las deudas adquiridas por pequeños y medianos productores agropecuarios con
el sistema financiero. Definición de una política de subsidios para pequeños y
medianos productores a través de la banca pública.
1.8. Adopción de
seguros de cosechas frente a problemas derivados de condiciones climáticas y/o
fitosanitarias, para la pequeña y mediana producción agropecuaria que sean
otorgados directamente por el Estado, sin intermediación del sector privado del
sistema financiero.
1.9. Diseño concertado
de una política pública de fortalecimiento de la economía campesina basada en
el reconocimiento de las ventajas sociales, económicas, y ambientales que ésta provee para seguridad alimentaria
del país, la protección de los medios de vida campesinos y la sostenibilidad
ambiental.
2.
EXIGIMOS ACCESO A LA PROPIEDAD DE LA TIERRA
2.1
Exigimos la adjudicación y dotación de tierras a los
campesinos, indígenas y afrocolombianos, que carecen de ella, la poseen de
manera insuficiente o están en posesión de baldíos que no han sido adjudicados,
para lo cual debe ordenarse al INCODER celeridad en el cumplimiento de la ley
160/94 en cuanto a compra directa de tierras en cantidad suficiente y de buena
calidad, y la adjudicación y formalización inmediata de titularidad de las
tierras baldías que ocupan los campesinos, soportada en programas de asistencia
técnica y social, inversión, tecnología, y mercadeo que garanticen el
despliegue de la economía campesina, así como el de la pequeña y mediana
producción.
2.2
La inmediata aplicación del decreto 1277/2013 de dotación
de tierras por el INCODER, y la ampliación de su capacidad financiera para garantizar
mayor cobertura y la adjudicación colectiva a las comunidades afrodescendientes
e indígenas. De igual manera, el reconocimiento de la autonomía de las
comunidades sobre los territorios ya adjudicados.
2.3
Detener la política de extranjerización de tierras;
esclarecer las operaciones o transacciones que han permitido el acaparamiento
por capital extranjero; revertir estas operaciones y que las tierras revertidas
formen parte del fondo para la adjudicación y dotación de quienes no la tienen.
2.4
Iniciar, adelantar y culminar en el término máximo de un
(1) año, los procedimientos de extinción administrativa de dominio de las
tierras concentradas y ociosas, de las que campesinos vienen siendo poseedores,
para luego adjudicarlas a éstos.
2.5
Garantizar el estricto cumplimiento de la Unidad Agrícola
Familiar (UAF) en todos los procesos de adjudicación de tierras, la reversión
de las adjudicaciones practicadas con exceso o defecto de la misma, así como la
generación de las condiciones que garanticen el nivel de ingresos y de
sostenibilidad de la economía campesina que esta figura promueve.
3.
EXIGIMOS
RECONOCIMIENTO A LA TERRITORIALIDAD CAMPESINA, DE AFRODESCENDIENTES E INDÍGENAS
3.1
La delimitación y constitución inmediata de las Zonas de
Reserva Campesina (ZRC) en los territorios en los que ya se cumplieron todos
los trámites para su constitución, dando cumplimiento a los acuerdos
establecidos en las audiencias públicas de las ZRC.
3.2
Iniciar y culminar los trámites de delimitación y
constitución de las Zonas de Reserva Campesina en los territorios que las
comunidades soliciten, en un término no mayor a un (1) año a partir de la
solicitud.
3.3
La financiación y ejecución de los planes de desarrollo
sostenible en las Zonas de Reserva Campesina constituidas y las que se
constituyan.
3.4
Conformación tanto del Sistema Nacional como el Programa
Nacional de Zonas de Reserva Campesina.
3.5
Respeto y prevalencia de las figuras de ordenamiento
territorial, productivo y ambiental de las comunidades campesinas,
afrodescendientes e indígenas sobre las zonas de consolidación y recuperación,
así como aquellas de desarrollo agroempresarial.
3.6
Celeridad en el
trámite de las solicitudes de constitución y ampliación de resguardos indígenas
y territorios colectivos afrodescendientes,
reconociendo sus derechos ancestrales, y en concertación con las
comunidades campesinas en los casos de coexistencia
intercultural en los territorios. Para ello, se deberá promover la constitución
de territorios interétnicos que garanticen la sostenibilidad y convivencia
pacífica de las diversas identidades culturales y territorialidades.
4.
EXIGIMOS LA
PARTICIPACION EFECTIVA DE LAS COMUNIDADES Y LOS MINEROS TRADICIONALES Y
PEQUEÑOS EN LA FORMULACION DE LA POLITICA DE EXPLOTACIÓN MINERA Y ENERGÉTICA.
4.1
Detener la concesión de títulos mineros y revertir las
concesiones efectuadas, hasta tanto se defina concertadamente con las
comunidades rurales la política minera del país, en la que se garantice el derecho
prevalente de las comunidades étnicas a ser beneficiarias de las concesiones y
se brinden garantías para la minería artesanal.
4.2
Respeto irrestricto a las consultas populares sobre
explotación minera ya realizadas.
4.3
Reconocimiento y formalización de la minería artesanal,
pequeña y mediana.
4.4
Definición concertada con los mineros artesanales
pequeños y medianos y las comunidades de un nuevo Código de Minas y Recursos
Naturales. Redefinir los tiempos máximos para la explotación minera, los
mecanismos de mitigación de los efectos de esta actividad, los métodos para su
realización y la participación nacional y local de los réditos económicos.
4.5
Construcción de una nueva ley de regalías que redefina la
participación nacional y local de los beneficios económicos de la actividad
minera.
4.6
Realización de estudios de viabilidad para cada uno de
los proyectos de megaminería en ejecución y en proyección, como base para la
toma de definiciones frente a la realización o continuidad de dichos proyectos.
Estos estudios deben tener por base los efectos ambientales y sociales que la
ejecución de cada proyecto acarrearía, así como el consentimiento previo, libre
e informado de las comunidades.
4.7
Sujeción del desarrollo de producción minera y energética
a los Planes de Desarrollo Sostenibles de las ZRC, así como a Planes de
Ordenamiento Territorial construidos participativamente y con atención a
estudios sobre vocación del suelo.
4.8
Suspender la construcción de hidroeléctricas que afecten
los territorios y comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes.
4.9
Apertura de una discusión nacional sobre la propiedad del
subsuelo.
5.
EXIGIMOS SE
ADOPTEN MEDIDAS Y SE CUMPLAN GARANTIAS REALES PARA EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS
POLÍTICOS DE LA POBLACIÓN RURAL.
5.1 Reconocimiento por parte del
Estado colombiano de los derechos, plasmados
en la Declaración sobre los derechos de las campesinas y los campesinos aprobada
por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y que hace trámite en la ONU,
mediante la incorporación de sus orientaciones y derechos en la legislación
interna y en las políticas públicas.
5.2 Participación efectiva y con
carácter decisorio en los consejos y juntas directivas de las entidades del
Estado que tienen que ver con la atención a la población rural.
5.3 Otorgar el derecho al
Consentimiento previo, libre e informado a las comunidades campesinas sobre
proyectos y normativas que afecten su
entorno, en lo social, lo político, lo ambiental, lo económico y lo cultural.
5.4 Participación amplia, efectiva y
con carácter decisorio en las instancias
de planeación y definición de la política de producción agropecuaria y
desarrollo rural, para las organizaciones y comunidades campesinas, a través de
mecanismos definidos de manera autónoma. Democratización real de la Federación
Nacional de Cafeteros.
6.
EXIGIMOS INVERSIÓN SOCIAL EN LA POBLACIÓN RURAL Y URBANA EN EDUCACIÓN,
SALUD, VIVIENDA, SERVICION PÚBLICOS Y VÍAS.
6.1
Exigimos un plan progresivo para el acceso, cobertura
integral de población rural al sistema de educación básica, media, superior y
técnica que atienda y preserve la identidad de las comunidades agrarias y la
sostenibilidad de sus modos de vida.
6.2
Exigimos la derogatoria de la ley 30 de 1992, de
educación superior, y la concertación con la sociedad de una nueva ley que
reconozca la educación como derecho fundamental y bien común, y con enfoque
diferencial.
6.3
Exigimos el nombramiento inmediato de la planta docente
calificada para la educación que requieren las comunidades agrarias, dotada de
los derechos y condiciones laborales.
6.4
Exigimos la derogatoria de la Ley 100 y de la Nueva Ley
Estatutaria, así como la concertación con la sociedad de una nueva legislación
en salud que garantice el derecho fundamental de forma integral y que contenga
elementos diferenciales para el campo.
6.5
Exigimos la definición de un sistema de seguridad social
para campesinos, indígenas y afrodescendientes, con el cual se otorgue pensión
y aseguramiento en riesgos profesionales.
6.6
Exigimos partidas presupuestales para inversión social en
infraestructura y dotación para educación, salud, producción, vías, red
eléctrica, saneamiento básico, agua y alcantarillado.
6.7
Exigimos se detenga la privatización y se reviertan el
manejo a los municipios de los servicios de saneamiento básico, agua y
alcantarillado con un criterio social.
6.8
Exigimos la condonación de las deudas de los usuarios de
servicios públicos y se levanten los embargos que se han efectuado por este
motivo.
6.9
Devolución de las micro-centrales hidroeléctricas a las
comunidades.
6.10 Exigimos una nueva tabla de tarifas justas de
servicios públicos, que correspondan a los costos y no a la especulación.
6.11 Exigimos que los acueductos comunitarios sean
manejados por las comunidades con criterio social y no empresarial.
6.12 Exigimos la destinación de recursos para el mejoramiento y construcción de
vivienda urbana y rural. Mientras se resuelva, el gobierno otorgará el derecho
de arrendamiento mensual a la población de los asentamientos sin vivienda y
quienes están en arrendamiento.
MESA NACIONAL AGROPECUARIA Y POPULAR DE INTERLOCUCIÓN Y
ACUERDO
-MIA NACIONAL-
¡Por la vida y contra el desarraigo!
¡Viva el Paro Nacional Agrario y popular del 19 de
Agosto!
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